(Por: Michael j. tarkanian y Dorothy hosler)
Los pueblos mesoamericanos se adelantaron 3 500 años al descubrimiento de la vulcanización. El huele se utilizaba para elaborar diferentes productos, como bolas para el juego de pelota, figurillas antropomorfas y bandas anchas que servían para atar las hachas de piedra a mangos de madera.
Generalmente consideramos el hule como un material moderno; una amplia gama de productos de hule, tienen múltiples usos, acompañan nuestra vida cotidiana, ya sea en los neumáticos del automóvil o en la suela de los zapatos, en realidad, el hule es un producto mesoamericano muy antiguo y ya se producía en 1600 a.c.
Las pelotas fueron los artículos de hule más importantes para los Olmecas y mas tarde para los mayas, aztecas y otros pueblos, pues eran esenciales para el desarrollo del juego de pelota en toda Mesoamérica. Las pelotas ni fueron los únicos artículos en el que se usó el hule; lo encontramos también en figurillas antropomorfa- huecas o macizas- y en bandas anchas que servían para sostener las hachas de piedra en sus mangos de madera.
La conservación de objetos de hule es difícil, a pesar de lo cual los arqueólogos han recuperado en Mesoamérica algunos centenares de piezas. Las mas antiguas son doce bolas de hule sólido recobradas en el Manatí, en el estado de Veracruz.
Examinamos seis de ellas, las cuales tienen un diámetro máximo de 30 cm y un mínimo de 13, las dos bolas más antiguas tienen una fecha de 1600 a.c. la que coincide, más o menos, con la del Paso de la Amada que es de 1400 a.c. aproximadamente. En este sitio de la planicie costera de Chiapaneca del Pacífico se encuentra el juego de pelota con el fechamiento más antiguo que se conoce. Asimismo, se recuperaron otros objetos de hule en el cenote sagrado de sacrificios, en Chichen Itzá, los cuales están fechados en 850 y 1550 d.c. se trata de bolas pequeñas y macizas de mangos de herramientas cubiertas de hule de figurillas humanas, de manos y pies, de una cabeza hueca y de una herramienta de piedra atada con una banda de hule.
El látex
La materia prima de las pelotas y de otros artículos de hule en Mesoamérica es el látex, que se extrae de la castilla elástica, árbol endógeno de las tierras bajas tropicales de México y Centroamérica. El látex del castilla elástica es un líquido blanco y pegajoso que se vuelve muy quebradizo al secarse. Los españoles del siglo XVI señalaron que los antiguos mesoamericano procesaban bien el hule mesclando el látex con el jugo de la Ipomoea Alba, una especie de trepadora semejante al don diego de día, fray Toribio de Benavente, motolinia, dice: “ullique es una goma de un árbol que se cría en tierra caliente… ayuntanlo uno con otro, que es cosa que luego se cuaja y para negro”
Estas se hacen del jugo de cierta hierba… cuecece dicho jugo, que la hervir se endurece, y convertido en masa se le da forma apetecida, el producto final eran bolas que corren y saltan tanto que parece que traen azogue dentro de sí. Nuestro interés era saber cómo lograron transformar los antiguos mesoamericanos el látex crudo en un producto plegable, elástico y que rebota tal y como lo describe motolinia, a partir de una sabía pegajosa poco manipulable. Tuvimos la oportunidad de examinar una de las pelotas de el Manatí y pudimos observar la producción de hule en Zacualpa, Chiapas, en donde aun se siguen los métodos tradicionales. La producción de hule en Zacualpa fue próspera durante la primera mitad del siglo xx; los métodos tradicionales de la producción de un material elástico y que rebota se ilustran en las secuencia fotográfica.
La transformación del hule se debe a un cambio químico producido cuando la enredadera se mezcla con el látex, los cambios más importantes ocurren en la posibilidad de moldearlos, la elasticidad y la tenacidad del látex, de suyo pegajoso. Estas modificaciones en dicho propiedades resultan esenciales para manipular el hule y darle forma a las figurillas pero, sobre todo, para formar las pesadas bolas macizas. Investigamos en el laboratorio los cambios notables de elasticidad y tenacidad que resultaban del proceso que observamos en Zacualpa. El látex natural es un polímero compuesto de muchas cadenas largas de átomos de carbono y de hidrógeno, bajo tensión, las cadenas se deslizan con facilidad. Esto ocurre al látex natural antes de secarse: es un material blando y propenso a la deformación, pero si las largas cadenas del polímero se enlazan y forman estructuras de red se modifican las propiedades del látex: se vuelve rígido y elástico un material con una estabilidad mecánica adecuada para hacer bolas macizas o bandas de hule. En el proceso moderno de vulcanización, las cadenas de látex se unen al sulfuro orgánico y se entrecruzan mediante un átomo de sulfuro. De hecho el sulfuro es el elemento que charles goodyear mezclo accidentalmente con látex en su azaroso y afamado descubrimiento de la vulcanización en 1839. Comenzamos por comparar la elasticidad del látex del castilla elástica sin procesar y seco con la del procesado con ipomoea alba. Con pruebas mecánicas realizadas en reómetro de placas encontramos que, añadiendo el jugo del don diego de día al látex seco o solo. Esto quiere decir que ha ocurrido un entrelazamiento entre las moléculas del látex.
Ignoramos de que manera descubrieron los antiguos pobladores de Mesoamérica que el liquido extraído de la ipomoea alba mezclado con el látex producía el material idóneo para hacer pelotas y otros objetos de hule. Lo que sí sabemos es que estuvieron familiarizados con el don diego de día, planta que aparece en la iconografía al menos desde el clásico y en los siguientes períodos. Dos especies (Rivea Corymbosa e Ipomoea Violácea) relacionados muy de cerca con el lcd. Eran consumidas por los sacerdotes para lograr estados alterados de conciencia en rituales adivinatorios o de curación. Independientemente de cómo llegaron a comprender el efecto del extracto del don diego de dia sobre el látex. Los pueblos de Mesoamérica lograron con su ingenio y mediante la experimentación, el procesamiento del material requerido para hacer las bolas del juego de pelota, que llegó a ser un elemento nodal y aglutinante en su vida ritual, religiosa y política. Su trabajo se adelanto 3 500 años al descubrimiento de la vulcanización.
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